sábado, 16 de enero de 2016

DIOS NO QUIERE LA MUERTE DEL PECADOR!



EZEQUIEL 33:11

¿Quieres conocer el corazón de Dios? La lección de hoy está basada en Ezequiel 18:32: Porque no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”. ¡Así piensa Él! Muchos piensan que a Dios no le importan los problemas que estamos atravesando, que está muy ocupado o enojado, pero para conocerle, no hay que creer en lo que uno siente, sino en su palabra.
Este es uno de los versículos que nos muestra que Dios no quiere la muerte del que muere. Cuánta gente está ofendida con Dios porque se llevó un hijo, el marido… ¿estás tú ofendido por algo similar? ¡Señor, no te lleves a mi mamá! ¡No te lleves a mi abuela! Pero se fueron nomás y entonces le hacen la cruz a Dios, diciendo: “¡Ahora no creo más en Dios!” ¡Como si lo fueran a estorbar! “¡Me hice ateo!” dicen algunos. ¡En realidad no se hicieron ateos sino que están embroncados con Dios porque Él no hizo lo que ellos querían! Sin embargo la Biblianos enseña como es el corazón de Dios: “…no quiero la muerte del que muere, dice Jehová el Señor; convertíos, pues, y viviréis”.

DIOS NO QUIERE TU DERROTA


No es el deseo de Dios que una persona muera joven, dentro de un ciclo de vialidad, Él quiere que cada persona cumpla el propósito por el cual lo trajo al mundo. Dios no quiere la muerte de los niños, por ejemplo, no quiere el aborto, ¡Dios está interesado en que venga gente a la tierra! “Fructificad y multiplicaos…” dijo Dios a Adán (Génesis 1:27). ¡El no quiere la muerte de los niños ni la muerte por enfermedad de las personas! ¡Convéncete de que Dios no quiere tu muerte! ¡Convéncete de que Dios no quiere la muerte de tu ser querido! ¡Sácate de encima todo enojo con Dios, todo resentimiento y toda amargura! ¡Pídele perdón por ser tan tonto y arrepiéntete! Dile al Señor: “Necesito que seas mi amigo, ¡te necesito Dios!”
He visto que las personas que se enojan con Dios no quedan mejor sino peor, entran en un sequedal, entran en depresiones, en soledad y en amargura y no pueden salir. ¡Resulta que se han enojado con el que más puede hacer, con el que más les ama y les puede bendecir! Si dejaras hablar a Dios, te diría “mira que yo no soy el culpable de que tu madre o tu esposo se hayan muerto”. ¡Hay muchos factores que intervienen! Lo que el hombre no entiende es que Dios lo ha designado administrador del planeta tierra y los males que hay en la tierra no los trae Dios, ¡sino el mismo hombre! Me dijo una doctora de la congregación que el depositario natural del virus VIH son unos monos que se encuentran en África a quienes el virus no les hace nada; parece ser que seres humanos tuvieron relaciones con esos monos y se contaminaron con el VIH. ¿Crees que Dios quiere la muerte del que muere? El estableció que nadie puede tener relaciones sexuales con animales. ¡Maldito será! ¿Por qué Dios no quiere que tengas relaciones con animales? ¡Porque no quiere la muerte del que muere! ¿Por qué Dios no quiere que te alcoholices y que fumes? ¡Porque no quiere que mueras!
Recientemente vi una ambulancia, en la que iba un médico o enfermero fumando; y yo pensé: “¡Pero será posible que todavía no superamos el tema del cigarrillo cuando ya sabemos que trae toda clase de males!” ¡Cómo me voy a enojar con Dios porque Él me quitó a mi padre! Convéncete que los males no los ha traído Dios a la tierra sino el propio hombre. Si Dios no quiere la muerte, tampoco quiere la enfermedad; si tú estás en contra de la enfermedad tienes que saber que Dios también está en su contra. Hay algunos que luchan con la enfermedad pero le vienen pensamientos: “¿Será que Dios me quiere castigar? ¿Será que Dios está enojado conmigo?” ¡Pero hoy te digo que Dios no quiere la muerte del que muere! ¡Creo en la palabra de Dios! Cuando hay una enfermedad se entabla una lucha espiritual; satanás va a trabajar para que la persona entregue la fe. Quizás te hayas enfermado y comienzas a orar pero alguna vocecita ahí adentro te dice: “¡Qué te vas a sanar! Mira, has pecado aquí y allá… ¡Dios está enojado contigo!” Entonces comienza una lucha, ¿oro o no? Posiblemente por un tiempo perseveras y oras por la victoria pero comienzas a recibir pensamientos como por ejemplo, “Dios está enojado”. Hay un muchacho de la iglesia que antes de convertirse le vino una especie de temor, sentía dolores y creía que tenía cáncer y que se iba a morir. Iba al  médico, éste lo revisaba por todos lados y le decía: “¡No te encontramos nada!” El replicaba: “¡Pero yo tengo un dolor!” Así que volvían a hacerle más análisis y finalmente le decían: “¡No tienes nada! ¡Ve al psicólogo!” ¡Pero el chico estaba convencido de que se iba a morir! Sus parientes se descuidaban, y él preparaba un bolso con su ropa e iba al hospital para que lo internen porque sentía que se iba a morir. Pero cuando llegó a Cristo, empezó a entender que el diablo lo estaba engañando y comenzó a creer que no estaba enfermo. Dice que escuchaba por ejemplo, de alguien que tenía cáncer e inmediatamente comenzaba a dolerle exactamente en el mismo lugar. ¡Tenía los mismos síntomas de la persona que escuchaba! ¡Increíble! Creo que estuvo por lo menos 2 años atormentando al médico para que le encuentre el cáncer que nunca le encontró y no lo tiene. ¡Dios lo liberó de una mentalidad descarriada y desquiciada! ¡Satanás le había introducido temores! ¿Qué temores tienes tú? Dios no quiere que tengas temores, está esperando que confíes en Él.
El temor es falta de confianza, falta de fe en Dios. A Él le agrada que tú tengas fe en Él. Hay muchas personas que pronto se desaniman; tienen una guerra contra alguna enfermedad y el diablo trata de prevalecer con pensamientos que son contrarios a la fe. Saben que a través de pensamientos satanás mete dudas e incredulidad y también saben lo qué dicela Bibliaacerca de los incrédulos. ¿Qué dicela Bibliaacerca de ellos? ¡Que se van a ir al infierno!
Hay personas que en vez de alinearse con Dios se desencantan de su palabra, empiezan a dudar, entran en oscuridad; dejan de luchar de acuerdo al pensamiento de Dios y comienzan a luchar de acuerdo al dolor que sienten, conforme al sentimiento que tienen o al pensamiento que se les atraviesa. ¡Pero para vencer hay que permanecer en la fe en la palabra de Dios!
La palabra que quiero enseñarte hoy, y quiero que se imprima en tu corazón, es que Dios no quiere la muerte del que muere. ¡Dios quiere que vivas! ¡Dios quiere que vivas y creer en esta palabra, es creer en Dios! Hay algunos que dicen: “si tú crees en Dios, todo te tiene que salir derechito, ¡te tiene que salir fácil!” Mira, a mi no me ha sido nada fácil, hay gente que me mira y dice: “¡Pero qué iglesia que tienes!” Yo tengo que ser sincero: ¡Nada me fue fácil! ¡Nada me vino sin dolor! ¡Nada me vino sin lágrimas, sin cansancio, sin luchas! ¿Qué le dijo Dios a Josué? “Mira que te mando que te esfuerces y que seas valiente”(Josué 1:9). No le dijo, “mira que te voy a poner al frente de este pueblo y mientras vayas caminando, se van a ir cayendo los muros de Jericó, y también los cananeos van a ir cayendo desmayados”.
Ganar victorias contra la enfermedad y contra las maldiciones, ganar victorias contra la opresión y contra el temor es una guerra, ¡pero Dios promete victoria! Una manera de encontrar la victoria es aferrarse a la palabra de Dios, repetirla, memorizarla y decírsela al diablo en la cara: “¡Mira diablo! ¡Esto es lo que yo creo, está aquí en la palabra de Dios! El no quiere la muerte del que muere, ¡yo no voy a morir! Diablo, no te vas a enseñorear de mí con esta enfermedad, con este problema”. Les estoy hablando de perseverar con fe en la palabra de Dios porque algunos creen que todo les tiene que salir fácil si es la voluntad de Dios. ¿Le fue fácil a Cristo? ¡Tuvo tropiezo por todos lados! Lo trataban de endemoniado, lo echaban de algunas ciudades, dicela Bibliaque fue a algunos lugares donde no pudo hacer ningún milagro allí, a causa de la incredulidad de ellos. ¡La incredulidad es una bofetada en la cara de Dios! ¡Debemos tener la mentalidad de Dios! Las victorias son para las personas que perseveran, que luchan, que no se dejan mover fácilmente por sentimientos o por pensamientos. ¡Cuando estés en crisis, tomala Biblia! ¡Pídele a Dios que te hable! ¡Subraya los versículos bíblicos que tú sabes que Dios te los ha dado, anótalos en un cuaderno y léelos dos o  tres veces por día! Léelos en la mañana temprano, repítelos cuando te acuestas y díselo al diablo: ¡Diablo, esto es lo que yo creo! ¡Tú me haces sentir que no ocurrirá el milagro, pero yo digo que sí ocurrirá porque he creído en la palabra de Dios!


PERSEVERA EN LA FE EN LA PALABRA


Un hombre admirable, Tomas A. Edison, más de dos mil veces experimentó con el deseo de encerrar un alambre incandescente para poder mantener una luz encendida; hizo más de dos mil experimentos y perdió mucho dinero…¡probó toda clase de materiales! ¡Probó todas las maneras! Comenzó a observar los rayos y dijo: “¡Si yo pudiera usar esa energía! Él veía  cuando caía un rayo, que rompía un árbol o mataba algunos animales en el campo, y pensaba: “¡Qué energía, que poder! ¡Si pudiéramos manejar esa energía!” Comenzó entonces, a hacer experimentos y experimentos sin éxito. Le decían: “¿No te has cansado? ¿No te has dado cuenta que has  gastado todo tu dinero y aún no ha funcionado? ¡Ya has hecho dos mil experimentos y eso no funciona!” Pero él contestaba: “Solamente he descubierto dos mil formas de no hacerlo” ¡Y tú quieres aflojar a la tercera derrota! “¡Dios dame, dame, dame!” A la tercera vez, dices: “¡Me enojé contigo! ¡No te doy los diezmos ni las ofrendas y me declaro ateo!”
¡Perseverancia en la fe! Presta atención: ¡Perseverancia en la fe en la palabra de Dios! No es fe en cualquier cosa sino fe en la palabra de Dios. Algunos dicen: “Yo estoy en maldición porque he desobedecido y no he creído, así que me voy a morir” ¡Eso no te enseña Dios! Lo que sí te enseña, es que si te arrepientes de no creer, de no obedecer, él tiene misericordia para restaurarte, para sanarte, para aliviarte, para fortalecerte, para prosperarte y bendecir tu familia y tu país. ¿No te dan ganas de creer?
Hebreos 3:12 dice: Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo. Hay creyentes que me dicen: “Pastor, ¡pero yo no puedo creer!” Si tú no puedes creer, te estas apartando de Dios, mira lo que dice la palabra de Dios: “…que no haya entre vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse de Dios”. Si dices “yo no se si Dios me quiere sanar”, ¡tienes un corazón malo de incredulidad! O quizás no conoces la palabra de Dios y la falta de conocimiento te lleva a la incredulidad porque la fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. Hay algunos que me dicen: “Pastor, yo quiero tener fe, ¿pero cómo hago para tener fe?” Primero, tienes que conocer la palabra de Dios porque la fe viene por el oír de la palabra de Dios. Yo oí de la palabra de Dios que por sus llagas fuimos nosotros sanados. El primer problema es no conocer la palabra de Dios, el segundo problema es conocer la palabra de Dios y no creerla. Conocí muchos cristianos a quienes les he dado una palabra y me contestan: “¿Será para mí?” ¡La palabra de Dios es para el mundo! ¿Eres parte del mundo?
La incredulidad viene por desconocer la palabra de Dios o conocerla y no ejercer fe. ¡Puedes conocer la palabra de Dios y no estar creyéndola! ¡Eso es incredulidad y es corazón malo delante de Dios! ¡Debes saber que la incredulidad es pecado! No sólo es pecado mentir, robar, adulterar, estafar, también es pecado la incredulidad. ¿Qué podrás recibir de Dios si tienes incredulidad? Dudar y no creer es volverse en contra de Dios, ¡no podrás recibir nada de Dios, con incredulidad y con duda!
Dice la Bibliaen Mateo 13:58: Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos”. Te diré dónde es que Dios no quiere hacer nada: ¡Donde hay incredulidad! He conocido personas en el lecho de muerte que no han querido confesar algunas cosas y se han ido sin confesarlas y he tenido certeza de que si lo hubieran confesado, ¡Dios les sanaría! Pero se endurecieron aún en su lecho de muerte, y Dios dice “yo no quiero la muerte del que muere”. ¡Dios quiere que creas en milagros! ¡El quiere convertirte en un obrador de milagros! El Dr. Morris Cerrullo llama a los creyentes, “productores de pruebas”. ¿Quiénes son los productores de pruebas? ¡Aquellos que dan evidencias!
No solamente Dios quiere tu sanidad, sino que también tú sanes enfermos en su nombre. El anhela que hagas su obra, ¡no te detengas! ¡Dios está necesitando testigos! Vosotros mismos me sois testigosdice Jesús en Juan 3:28. Los que creen en la palabra de Dios son sus testigos. ¡Que Dios te toque en esta hora!
Hoy filmamos un programa de televisión con una chica que tiene bastones a causa de una parálisis cerebral que tiene de nacimiento. Le cuesta muchísimo caminar; ella le ha pedido a Dios que le sane y El le dijo: “¿Tú quieres sanidad? ¡Siembra sanidad en otros!” ¡Así que comenzó a orar por los enfermos! Le pregunté: “¿Te sientes una mujer desgraciada?” Me contesta: “¡No! ¡De ninguna manera! Me he propuesto vivir sola; no quiero que nadie me barra ni me limpie, no quiero que nadie haga mis tareas. ¡Tengo a Cristo! ¡Dios me va a sanar! Me ha dicho que si yo siembro sanidad en otros, ¡el me va a sanar!” ¿Sabes lo que hace? ¡Va a los hospitales, ora por los enfermos y se sanan! El diablo la acusó diciendo: “¡Como vas a orar por los enfermos! Te van a mirar y te van a decir, ¡médico cúrate a ti mismo!” ¡El diablo le dijo un versículo bíblico, “médico cúrate a ti mismo”! Y el Señor le recordó: “¡No te hagas problema, eso me lo dijeron a mí!” Esta mujer está creyendo en la palabra de Dios, y ora por los enfermos. ¡Que extraordinario! ¡Qué hermoso que es Dios! ¡Que Dios te unja en esta hora!

CONCLUSIÓN

¿Crees que no vas a sanarte? ¿Crees que tu situación permanecerá igual, como hasta ahora? ¡Hoy es necesario que te vuelvas a Dios y tu fe sea renovada en su palabra! El no quiere tu maldición ni tu muerte, ¡el quiere tu bendición! ¡Dios anhela sanarte, libertarte! ¡Dios anhela tu prosperidad! Dios hoy te dice:Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:11). ¡El no desea tu muerte! Si esta palabra ha llegado a tu corazón, es necesario que hagas una oración ahora mismo:
“Padre querido, te pido perdón porque he dudado de ti, no he confiado plenamente en ti y en tu palabra. Creo Señor, que tú no quieres mi muerte, sino que tienes lo mejor para mí y para mi familia. ¡Creo tu palabra! ¡Arranca de mi vida la incredulidad y pon tu fe! Echo fuera la duda y el escepticismo, ¡en el nombre de Jesús! Creo hoy, que harás milagros en mi vida, creo Señor, que recibiré sanidad, que toda mi familia será salva. ¡Creo Señor, que tu propósito se cumplirá en mi vida! Aunque el diablo venga contra mí, ¡resistiré y llegaré a la victoria! ¡Creo en ti Señor! ¡Declaro que tu palabra se hará realidad en mí! ¡Exalta tu poder en mi vida! En el nombre de Jesús hago esta oración, amén”.


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